miércoles, 18 de junio de 2008

El valor de las cosas - Una historia Zen


Este cuento me lo envió Sandra Fernández, astróloga colega que compartimos nuestras clases de astrología hindú. Gracias, Sandra, por tu aporte!

Esta es una historia que nos enseña que el verdadero valor de las
cosas solo puede ser apreciado por un experto.


"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas
para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy
torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que
me valoren más?"
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero
mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si
quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más
rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era
desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo
pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el
caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender
este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que
obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una
moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que
puedas.
El joven tomó el anillo y partió.
Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo
miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía
por el anillo.
Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le
daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para
tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy
valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar,
alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el
joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y
rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado
-más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y
regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro.
Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su
preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste.
Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que
yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el
maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve
a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que
quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no
importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvió a cabalgar.
El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa,
lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle
más que 58 monedas de oro por su anillo.
-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él
cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...
El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este
anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte
verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que
cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su
mano izquierda.

martes, 17 de junio de 2008

El tiempo y nuestra relación con él


Hola, quiero compartir con uds. una parte del curso breve que dictó el Prof. Leandro Pinkler acerca el TIEMPO. Me ayudó muchísimo a tomar perspectiva respecto de la concepción del tiempo en el mundo moderno y especialmente, a la manera en que nos relacionamos con él.

Les confieso que comencé a hacer experimentos con este tema en mi vida cotidiana, y he llegado a la conclusión de que podemos "manejar" esto que percibimos y definimos como tiempo, según nuestras necesidades de cada instante. El tiempo -en mi humilde opinión- es elástico y depende de nuestra actitud mental que lo adecuemos a nuestro modo en vez de dejarnos llevar por él.
Y qué mejor que los ciclos de los cielos y la carta natal para penetrar en sus misterios. Aquí va el comienzo de la charla... Disfruten



El Tiempo y la Eternidad - Extracto de la conferencia dictada por el Prof. Lic. Pinkler
(12–feb-08)

Lic. Pinkler: Buenas tardes. Bueno, empezamos, justamente, tratando de no perder el tiempo, ¿no?. Empezamos con una famosa cita de Virgilio, está en la cuarta Égloga y dice:

Tempus Irreparabile Fugit

Está en latín pero se comprende transparentemente. Significa: El tiempo se escapa, huye, pasa, irreversiblemente. “Irreparablemente” sería muy literal, pero no sería la idea exacta, porque a veces da la idea de que no podemos reparar las cosas que hacemos, no significa eso. Es que el tiempo se escapa inexorablemente, es ese sentido, y es como que el tiempo, inexorable, se escapa.

Es imposible detener el tiempo. Esta idea, de la poesía, habla desde la vivencia existencial de lo que es nuestra vida y nuestra percepción del tiempo. Cuando se dice esto desde otras perspectivas, se habla también de “la flecha del tiempo”. La flecha del tiempo es un término más bien técnico que se refiere justamente a que la duración temporal va de pasado a futuro, y lo que estamos viendo desde esta cita es que la concepción del tiempo va a tener distintas dimensiones. No es la intención de este curso, que tiene un programa acotado de 6 reuniones, hablar desde todas las perspectivas y todas las dimensiones, algunas son muy complejas, tienen que ver la física, con la termodinámica, con la teoría de la relatividad, hay muchas perspectivas desde las cuales se articula la concepción del tiempo. Nosotros vamos a distinguir, en principio, al menos 3 dimensiones, que son las que habitualmente se distinguen. Si uno ve en la historia de la filosofía, o un buen diccionario de filosofía, quizás no encontrarán los mismos términos, pero conceptualmente van a ver esta misma distinción.

Ante todo hay lo que llamamos “una dimensión cosmológica del tiempo”. “Una dimensión cosmológica del tiempo” significa, ante todo, que el tiempo, conjuntamente con el espacio, son las determinaciones de todo lo que se manifiesta en el cosmos y en el mundo; que va a haber distintas formas de concebir el cosmos y por eso hablaremos, después, dentro de lo que es esta perspectiva cosmológica, de la concepción de un tiempo lineal que se asociará -así, de manera general, después veremos los problemas- con la concepción judeocristiana del tiempo y una concepción del tiempo cíclico que tendrá que ver con ciertas concepciones muy antiguas del mundo indoeuropeo, del mundo persa, del mundo griego, de las concepciones de la India.

Esta determinación con la que estamos iniciando es que cuando hablamos del tiempo, hablamos desde una dimensión cosmológica. Y esto es que todo lo que se manifiesta en el cosmos, se manifiesta en lo espacio-temporal. Hay que ver en qué forma se concibe lo espacial. Estará el problema de las 3 dimensiones del espacio y el problema que está involucrado en esto que es la concepción de una cuarta dimensión. Es decir, es eso lo que estamos, no solucionando nada, sino enunciando. Esto es una dimensión para hablar del tiempo, es una dimensión cosmológica. Otra es la dimensión que llamamos psicológica o subjetiva, que es cómo se vivencia el tiempo, cómo se experimenta, cómo tenemos –en la terminología griega- Mneme. Aristóteles mismo ha dicho que la filosofía es el análisis de lo obvio, ¿si?, bueno, justamente, para despertarnos acerca de lo de que no somos conscientes. Entonces, lo que dice Aristóteles es que Mneme, es decir “memoria”, solamente tenemos de lo pasado. Es algo obvio, pero lo que está diciendo Aristóteles es que aquella representación que tenemos de lo pasado se denomina Mneme, que es memoria y aquella representación que tenemos de lo futuro, en griego se denomina Elpis. Es una palabra difícil de traducir porque es lo que los latinos dan por Spes, que se traduce habitualmente por “esperanza”, pero sin connotación. La esperanza tiene un aspecto así como positivo, ¿no?, “tenemos esperanza”; pero si uno tiene una Elpis de que a uno le va a ocurrir un accidente, también es una Elpis, porque la Elpis en el sentido técnico es “la representación que se tiene del futuro”. Tenemos una representación del pasado y una representación del futuro, la representación que tenemos del pasado se llama Mneme, “memoria”; la representación que es una expectativa, es la Elpis. En este sentido, lo que está involucrado aquí es justamente que lo que nos constituye a nosotros como seres –que da muy particular y profundamente Heidegger en Serie y Tiempo- es nuestra relación con el tiempo. Aquí la vivencia del tiempo no es una vivencia fría y objetiva, sino que el tiempo se asocia con nuestro devenir y se asocia con lo que es también el “ser para la muerte”. Es decir, el tiempo no es solamente una categoría fría, teórica, física, si no que el tiempo se asocia con el devenir, se asocia con el deterioro, se asocia con la vejez, se asocia con la muerte. De allí que todo el simbolismo del tiempo, como veremos en los aspectos de una forma de tratamiento más simbólica mitológica, una forma de tratamiento más teórica filosófica. En la mitología veremos muchos aspectos del tiempo como aquello que tiene que ver con lo oscuro porque se habla del paso indefectible del tiempo y de la irreparabilidad de lo pasado. Es decir, esta dimensión como subjetiva y psicológica del tiempo, tendrá que ser diferenciada, para ver sus relaciones, con la dimensión que llamamos cosmológica.

Hay una tercera dimensión. “Dimensión” no en el sentido de las tres dimensiones, sino “dimensión” de cómo se habla del tiempo. Es lo que es la dimensión ontológica. Ontológica es la pregunta que es “¿qué es el tiempo?” Esto es lo que después trataremos más como la segunda parte del curso, veremos como un tratamiento de cuál ha sido una de las preguntas que son articuladoras, justamente, del espacio de la filosofía, cómo ha sido siempre medular la pregunta “¿qué es el tiempo?”, ¿el tiempo es una cosa?. Hay un importante texto de Heidegger que se llama La pregunta por la cosa, cuando decimos “cosa”, decimos muchas cosas. “Cosa” en latín se dice res, de donde viene “realidad”, cuando se dice “el tiempo es una cosa”, significa ¿es algo existente?, ¿subsistente de por sí?, ¿hay una dimensión absoluta del tiempo?, ¿o es una cualidad de las cosas?. Es decir, o es algo inherente -lo decimos simplificadoramente como introducción- o no es real el tiempo. ¿En qué sentido utilizo la palabra real? No es algo que sea propio de las cosas, sino que es una capacidad del sujeto humano para comprender y construir la interpretación que tiene de la realidad.

Insisto en que esto es introductorio y simplificador en una primera puesta conceptual. Habrá la forma de pensar el tiempo de manera objetiva, como una realidad en sí, y una manera de pensar el tiempo, como llegará a comprenderlo Kant, que lo ve de una manera extraordinaria, no decir que es meramente subjetivo sino que es una característica de lo que el llamará “el sujeto trascendental”, que es el ser humano. Es decir, ahí el tiempo aparecerá como un ordenador de todos los fenómenos de la experiencia. Es decir, y ahí en ese sentido, va a aparecer como algo que es del sujeto humano, pero entendido de una manera muy particular. Es decir que la pregunta, en el sentido ontológico, es “¿qué es el tiempo?”.

Uno de los textos más lindos para compartir es el Capítulo 11 de Las Confesiones de San Agustín, que trata todo acerca del tiempo. La Editorial Colihue Argentina está haciendo una importante labor editorial, ha traducido una serie de cosas, la poética de Aristóteles, la ética nicomaquea de Aristóteles, y hay una reciente edición de las confesiones de San Agustín. Al ser argentina es accesible, y además está muy bien. La otra es la de Akal Universitaria, la otra es la de BAC (biblioteca de autores cristianos). Comento esto porque la idea es compartir de acá a dos reuniones el Capítulo 11 de las Confesiones de San Agustín. Ahí está uno de los más citados textos de la filosofía. Además de ser San Agustín un gran filósofo, es un gran escritor, así que es muy lindo poder compartir este texto, que lo voy a citar, porque en pocas palabras dice prácticamente todo. Es decir, desde lo cual, mucho más no se ha ido, en relación a la pregunta.

“En definitiva, ¿qué es el tiempo?. Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé. Lo único que le digo con seguridad es que sé que si nada pasara, no habría tiempo pasado, y si nada viniera no habría tiempo futuro, y si nada existiera, no habría tiempo presente. Pero esos dos tiempos, el pasado y el futuro, ¿cómo pueden existir? Si el pasado ya no existe, y el futuro todavía no existe. En cuanto al presente, si siempre fuera presente y no llegara a ser pasado, ya no sería tiempo, si no eternidad. Y si el presente, para ser tiempo, necesita que llegue a ser pasado, cómo decimos que existe el presente si su razón de ser consiste en dejar de ser. De modo que, en realidad, no podemos decir que existe el tiempo si no aún cuando tiende a no existir”.

Esto está dicho en muy linda prosa, con una expresión muy clara de los verbos, precisión, lo que está diciendo es la dificultad, justamente, de pensar el tiempo porque si lo pensamos desde la duración, y el tiempo está ligado en ese sentido a la duración, bueno, se llega a la aforía de que el pasado ya no existe y el futuro todavía no existe, y que el presente solamente existe en la medida en que ha pasado. Esto que expresa -a lo largo de todo este capítulo se explaya mucho más- va a ser una distinción entre lo que es el nunz, la palabra ahora, vieron que se habla de “aquí” y “ahora”, pero hay un nunz que es un nunz fluens, la expresión latina, que significa un “ahora fluyente”. Siempre estamos en el ahora. Es decir, no estamos hablando acá de la disposición psicológica, quizás uno está pensando en qué tiene que hacer mañana, otro lo que hizo ayer, no, sino que hay un ahora que siempre está fluyendo, en el sentido heraclitio del panta rei, todo fluye, todo deviene. Es decir, hay un ahora que es fluyente, pero en realidad si pensamos el ahora, en el sentido preciso del ahora, a lo que llega San Agustín es a la distinción que hacíamos desde el principio, que hay un solo ahora, si pensamos que cada momento es un “ahora”, tenemos como una infinita sucesión de “ahora”. Dice: “en realidad, lo que hay es un solo ahora”, un solo presente, y el presente es desde comprendemos la representación que tenemos del pasado y la representación que tenemos del futuro, pero para eso es necesaria la concepción –damos algunas ideas al principio para después profundizarlas- de un nunz que es stans. Uno es el “ahora fluyente” y el otro, stans habría que traducir “que permanece”, stans significa “estable”, “que no varía”. La concepción que hay aquí, es la concepción que, en realidad, vamos a ver en las diferentes formas de pensar la ontología del tiempo y es la que va a llevar a la distinción entre tiempo y eternidad. El nunz fluens es un ahora pensado desde el fluir del tiempo y de la duración. En cambio el nunz stans, el “ahora permanente” es un ahora que es siempre el mismo y es el “instante eterno”, y que, por lo tanto, es atemporal, está no determinado por las fluctuaciones, fluens, que van del pasado hacia el futuro.

La concepción agustiniana -que hay que rastrear no desde las influencias pero sí desde lo conceptual, en Platón y Plotino- es la que expresa en relación al tiempo que tiene que ver con la dimensión de Dios. Es eso lo que va a hacer el cambio entre lo que anticipamos como primer idea, después volvemos a enfatizar que estuvimos comentado estas tres dimensiones, pero para seguir con la idea, estamos introduciendo la distinción entre tiempo y eternidad. Lo que dice San Agustín en el apartado 14 del libro 11 de las Confesiones, Dice:

“Por tanto, no hubo un tiempo en que no hicieras nada –se refiere a Dios- porque el tiempo mismo es obra tuya. Ningún tiempo es eterno como tú, porque tú eres inmutable, y si el tiempo fuera inmutable, no sería tiempo”

Es decir, lo que se va a distinguir en este modo de pensamiento, en esta matriz que es la matriz platónica agustiniana, que tendrá sus paralelos en las tradiciones del vedanta, es justamente la diferencia cualitativa entre un mundo de lo manifiesto afectado por lo espacio temporal y un mundo o dimensión de la existencia que no está afectada por la temporalidad. Esta dimensión de la existencia no afectada por la temporalidad es lo que se dice en el sentido estricto de esta concepción, eternidad. Es decir que a lo que vamos es que al decir tiempo, necesariamente, en los tres modos en que presentamos la cuestión -el modo cosmológico, el modo psicológico, y el modo ontológico- se piensa al tiempo como duración, y esto es sinónimo de “devenir”, de “mutación”. Al pensarlo ontológicamente, es decir, “¿qué es el tiempo?”, es que se llega, algunos la niegan, otro no, a la necesidad de que haya una dimensión que sea atemporal.

Café Astrológico: La Luna


CAFÉ ASTROLÓGICO:

por Claudia Rizzi –
www.astrologycr.com

La Luna: Simbología


"La Astrología consiste de configuraciones simbólicas, igual que el inconsciente colectivo con lo que la psicología está ocupándose. Los planetas son los dioses, son los símbolos de los poderes del inconsciente."
Carl G. Jung


La magia de la Luna, siempre cambiante, fascinó al hombre desde los comienzos mismos de la humanidad. Vieron en ella el continuo cambio y sus caras fluctuantes hicieron que la asociaran a una deidad misteriosa y cautivante, relacionada con los cambios de la vida orgánica. Era el cuerpo celeste más fácil de seguir y analizar, puesto que su rapidez de movimiento alrededor de la Tierra podía relacionar ciclos cortos.

En mitología, la Luna normalmente se presenta como energía femenina, aunque algunos pueblos antiguos como los babilonios, vieron en ella a un joven macho grácil que simbolizaba el reflujo y el fluir de la naturaleza. Las deidades femeninas lunares presidían los ciclos animales y vegetales, gobernaba el ciclo menstrual y el embarazo, y representaba las fuerzas instintivas que subyacían en la conducta humana.

En Egipto, la Luna estaba representada por Isis, diosa de la piedad y la sabiduría, e imagen arquetípica de la mujer, en sus dos aspectos: maternal y erótico. La compasión de Isis era tomada como un poder tan grande como las habilidades poseídas por los dioses masculinos de la guerra o tan importante como la fuerza creadora del Sol, y aquellos que necesitaban ayuda la buscaban como se busca a la madre de toda vida.

En Grecia, la Luna era adorada como la cazadora salvaje Artemisa (con la pantera a su lado simbolizando su ferocidad, el ciervo simbolizando su dulzura y el lobo simbolizando soledad y autosuficiencia), señora de las bestias, indómita y eternamente virgen, cuyo gran templo en Efesos era una de las maravillas de la antigüedad.

En Roma, era conocida como Diana, hermana gemela del dios solar Apolo y protectora de los niños y los animales. Su cara más oscura, llamada Hécate y simbolizada por la Luna Negra, refleja los poderes ocultos de la magia y su dominio sobre los mundos subterráneos de aquellas almas esperando por reencarnar. Estas deidades eran adoradas mayormente por las mujeres y personificaba los misterios femeninos de la concepción y el nacimiento, como así también la labor profunda del Destino a través de las transformaciones del cuerpo humano dentro del útero.

En un nivel psicológico, el símbolo de la Luna describe nuestra más profunda necesidad de calor, seguridad y contención, tanto física como emocional. En la infancia, estas necesidades eran básicas y directas. En la adultez también son fundamentales y básicas, pero se van expresando de maneras menos obvias y más sutiles, a través de compartir nuestros sentimientos y nuestra necesidad de caricias a la familia y la comunidad toda. Expresamos la Luna a través de aquello que nos hace sentir seguros y protegidos de las tormentas de la vida. También ofrecemos seguridad y caricias a otras personas, de la misma manera en que lo buscamos para nosotros, ya que las fuerzas lunares reflejan un instinto de compasión y respuesta al dolor.

La naturaleza cíclica de las fases lunares y su proximidad a la Tierra, son –en la mitología- una imagen de las fuerzas vitales fluctuantes de la tierra que influyen sobre el ser humano. Nuestro sentido de unidad con la especie y todos los seres vivientes reflejan el símbolo astrológico de la Luna. Para sentirnos plenos y en paz, necesitamos experienciar nuestra participación en una vida más amplia, así como el niño necesita sentirse conectado con su madre dadora.

Debido al ciclo del mes lunar, se la considera también un símbolo del tiempo; refleja nuestra habilidad de sentirnos conectados con el pasado, respondiendo en el presente y relacionados a la vida ordinaria en un nivel humano. La necesidad de sentirnos aceptados, queridos y seguros puede ser expresada de diferentes modos. Para algunos, ese sentimiento de pertenencia lo encuentran a través de un sentimiento de empatía y contención provistos por la familia o la comunidad cercana. Para otros, el trabajo (particularmente aquel que pone en contacto con otros) puede ofrecerles una fuente igualmente válida de seguridad emocional y física. Para otros más, el contacto con la naturaleza o los animales y las plantas pueden brindarles esa profunda sensación de conexión. Y más aún, otros encuentran en la religión y el pensamiento espiritual o en su trabajo de servicio o de grupo, un sentido de pertenencia a una familia más abarcadora.

Mientras que el Sol en una carta natal refleja nuestra búsqueda por encontrar un significado a nuestra existencia, una vida sin la difusa luz de la Luna que nos relaciona con lo esencial, sería estéril y falta de alegría.

Nuestra capacidad de expresar la Luna depende de la capacidad que tenemos de sentirnos queridos y contenidos. Ningún logro individual puede satisfacer el sentido de pertenencia que la Luna expresa, si nuestros esfuerzos nos separan de los demás. Mucha gente encuentra difícil expresar tal necesidad básica abiertamente, y busca sustituirlo sin reconocer que esa acción lo lleva a un profundo sentimiento de soledad e aislamiento. También podemos tratar de evitar nuestro dolor expresando nuestra Luna indirectamente, manipulando y dominando, en un intento de controlar a los demás para no sentirnos a la merced de ellos, dependiendo de su aprobación o muestras de cariño.

INTERPRETACIÓN DE LA INFLUENCIA ASTROLÓGICA
DE LA LUNA EN LA CARTA NATAL - POR SIGNO
(Agrupado por Elementos)


La Luna representa nuestro costado emocional, íntimo, sensitivo e irracional. Es el refugio hacia el cual nos dirigimos cuando estamos con miedo o nos sentimos amenazados. Las reacciones de la Luna son totalmente instintivas y no se pueden controlar racionalmente.

La Luna adquirirá matices diversos según el elemento en que se encuentre (aire, agua, tierra, fuego), la casa en donde se halla ubicada y los aspectos que forma con otros planetas.

Igualmente, ya al conocer el elemento de la Luna podremos saber mucho de cómo será su capacidad de expresión.

Las lunas en Fuego:

Aries
Leo
Sagitario.

Son lunas de características impulsivas. La persona reacciona rápidamente, queriendo satisfacer el yo. Son algo egoístas y buscan gratificarse inmediatamente.
No tienen muy en cuenta al otro, son apasionadas pero volátiles.

La Luna en Aries
La madre puede haber sido una mujer muy activa, o algo brusca o ruda. No hay un contacto sensitivo y amoroso con ella. Es como si la madre fuera un cactus, tuviera pinches. Las reacciones emocionales son rápidas, a la defensiva y puede haber agresividad e irritabilidad, existe cierto egoísmo para satisfacerse inmediatamente. Las cualidades
son la asertividad y la confianza en si mismo, también la capacidad de liderar.

La Luna en Leo
Aquí la madre era una persona agradable, notable, elegante, refinada, o esa es la imagen que le quedó al niño. La persona se siente única, distinta, distinguida y quiere ser el centro. Hay una gran necesidad de llamar la atención.
Poseen innato talento artístico y capacidad para liderar y motivar a otros. La falta de capacidad de delegar y de compartir puede traerles problemas en los grupos. Sus cualidades son alegría, humor, inspiración y sus defectos el exceso de orgullo.

La Luna en Sagitario
La madre era una mujer alegre, confiada, expansiva. Transmitió a su hijo la idea de que el mundo era un lugar seguro y confiable, sin límites, a que hay que animarse, a no quedarse en casa.
La persona es algo nómade, buscadora de nuevos horizontes, inconstante, no muy profunda, pero alegre y amistosa.
Como cualidad son excelentes amigos, positivos, abiertos. Como defectos les cuesta profundizar emocionalmente, son inconstantes y erráticos.

Las lunas en Tierra

Tauro
Virgo
Capricornio

Las lunas en tierra son emocionalmente estables, firmes, seguras, sólidas. Les gusta todo lo material, el confort, son sensuales y materialistas. No les gustan los cambios.
Necesitan hacer un proceso emocional para habituarse a lo nuevo. Son prácticas y metódicas, y tienden a repetir aquello que les da seguridad.

La Luna en Tauro
La madre era una mujer contenedora, nutricia, afectiva, daba muchos mimos y caricias. El tema de la comida era fundamental, el niño se sintió bien alimentado y cuidado.
Es una luna que necesita muchísima seguridad y tener alimentos cerca. También acumula dinero. Es sensual, le gusta acariciar y disfrutar de los placeres de la vida.
Es la luna a la que le cuestan más los cambios, es lenta y algo perezosa.

La Luna en Virgo
La madre era una mujer eficiente y práctica, acentuaba mucho el tema del orden, de la salud y de la limpieza.
La Luna en Virgo indica gente frugal, prolija, servicial, a quienes les gusta ser útiles y ayudar a los demás. Es una luna difícil para las emociones ya que son tímidos y serios, les cuesta demostrar el afecto, lo demuestran haciendo algo por los demás.

La Luna en Capricornio
Aquí la madre era una persona algo fría y distante, pero muy seria y responsable. El chico se acostumbra a ser un chico “grande”, a crecer de golpe. Va a ser muy responsable, muy serio, se va a hacer cargo de temas que les conciernen a chicos mas grandes. Les cuesta festejar, relajarse, mimarse, vivir más placenteramente. Son leales y profundos con las
emociones aunque poco demostrativos.

Las lunas en Agua

Cáncer
Escorpio
Piscis

Son las lunas más emocionales. Sensibles, apasionadas, mediúmnicas, intuitivas, profundas. Sus emociones son oscilantes y cambiantes como las mareas. Son muy empáticas con los demás pero se ahogan en un mar de emociones. Deben aprender a controlar el área emocional porque pueden verse dominados por sus sentimientos.

La Luna en Cáncer
La madre era muy nutricia, hiperprotectora y contenedora. El niño se acostumbra a vivir seguro, en un hogar sin conflictos, sin miedo, hiperprotegido. Tienden a no crecer nunca, a querer seguir viviendo en el útero materno. Quieren ser cuidados eternamente, son tiernos, sensibles, amorosos pero también infantiles y caprichosos. El hombre con la luna en Cáncer
va a buscar una mujer protectora.

La Luna en Escorpio
Aquí la emoción está conectada con la muerte, con el deseo. Puede haber habido una muerte o un fallecimiento en la familia antes de que el bebe naciera, o un hecho muy traumático.
El amor está conectado con la muerte, con el sufrir con la posesividad. La madre es conflictiva, le hace sentir al hijo que sufrió mucho por él, que en el amor hay algo conflictivo.
Por lo tanto la luna en Escorpio elabora sus vínculos desde un lugar de amor/odio, de posesividad/conflicto. Los vínculos no pueden ser nunca simples siempre deben ser intensos, apasionados, sensuales y muy dramáticos. Es una luna muy intuitiva que suele dar poderes extrasensoriales.

La Luna en Piscis
Aquí la mamá se mimetiza con la energía del bebe. El bebe lloraba y la mamá lloraba con él. No hay límites con la madre, y la persona luego no puede poner límites con los otros. Siente una empatía absoluta hacia los demás. Esto la hace sufrir mucho.
Es óptima para las profesiones que requieren ayudar al otro (psicología, medicina, servicio social) pero la persona debe aprender a poner sus limites.
Son muy indecisos y confusos.

Las lunas en Aire

Géminis
Libra
Acuario

Intelectuales, desapegadas, volátiles, curiosas. Las lunas en aire dan una cierta sensación de liviandad y de juventud a la personalidad.
La persona parece no estar demasiado atenta, no quedarse fija en nada, son inteligentes, conversadoras, rápidas y muy ágiles, pero poco constantes en sus emociones.
El área emocional les cuesta muchísimo porque tienden a tamizar las emociones por lo intelectual. Una emoción no se puede intelectualizar, se debe sentir.
Son lunas que somatizan mucho porque no se conectan con lo que sienten.

La Luna en Géminis
La madre era curiosa, intelectual, inteligente. En la casa se daba prioridad al estudio, a la lectura, a las conversaciones intelectuales. Podía haber muchos libros o gente que leía mucho. La típica imagen es la madre que está orgullosa de lo que sabe su hijo, de lo que aprendió.
La luna en Géminis se aburre con extrema facilidad. Puede manejar varios temas al mismo tiempo. Intelectualiza las emociones y si es llevada a un plano muy profundo, se escapa.

La Luna en Libra
La madre o el lugar donde se vivía, tiene que haber sido un lugar muy estético, muy armonioso. Se le acentúa al niño el hábito de agradar, de seducir, de complacer. Se acentúa el buen aspecto físico, la belleza, la seducción. Las personas con la Luna en libra son muy agradables y seductoras. Les cuesta pelearse, sacar su parte agresiva. Quieren “quedar bien con Dios y con el diablo”. Son demasiado complacientes, pueden ser algo hipócritas. Hay talento artístico y para las relaciones publicas.

La Luna en Acuario
La madre tiene que haber sido una mujer original, vanguardista, moderna, aunque desapegada. Fomentó en sus hijos la independencia, la inteligencia y la autonomía. Es de las que dicen “no te cases joven, no te ates”.
La persona con la Luna en Acuario tiene grandes problemas con las emociones, tiene mucho miedo a sufrir, abandona antes de que la abandonen. Es muy sensible pero tiene mucho miedo a la pérdida. Puede haber habido una casa con muchos abandonos, con muchas despedidas y con muchas mudanzas. Es muy buena para trabajar con las emociones de los otros porque trae un desapego sano.

lunes, 16 de junio de 2008

Las Fases de la Luna en Astrología Electiva

La fase de la luna es importante también en la elección de una fecha. Algunas circunstancias precisan que la luna esté creciendo, mientras que otras se benefician de un momento en mengua. No es lo mismo elegir un momento para extirpar un tumor que no deseamos que se regenere, a iniciar un tratamiento donde la persona necesita que el organismo incorpore activamente los nutrientes.

Las primeras doce horas luego del momento exacto de una Luna Nueva, son consideradas desfavorables para muchas situaciones. Las siguientes 72 horas (hasta el momento del cuarto) son favorables. Las 12 horas que comienzan con el Cuarto Creciente son desfavorables. Este patrón se sucede a través de todo el ciclo lunar.


Luna Nueva o Lunación:

Es la primera fase del ciclo y comienza cuando el Sol y la Luna están en el mismo grado del zodiaco, mismo signo. La luna no es vista en el cielo. Es una noche sin luz en que se funde lo masculino (Sol) con lo femenino (Luna) y hay poco magnetismo lunar.

A partir de esta fase, la luna comenzará a crecer en el cielo, multiplicando su luz y reflejando nuevas energías sobre todo lo terrenal, como por ejemplo en el movimiento ascendente de las mareas.

Es el momento adecuado para nuevos comienzos que favorecen el desarrollo y el crecimiento. Momento para sembrar una semilla, iniciar una actividad o proyecto, cambiar de marcha y planificar las aspiraciones futuras, de orden personal, económico o en salud.

Durante esta fase, las fuerzas solar y lunar trabajan conjunta y sincrónicamente, llevando las cosas en la misma dirección. Hacia el final del primer cuarto es el mejor momento para finalizar planes; es el momento cuando las cosas germinan y comienzan a emerger.

- Esta etapa se relaciona con las funciones vitales ligadas a la desintoxicación. Por ende, es un momento apropiado para iniciar tratamientos o dietas purificadoras de cualquier tipo. También es un momento favorable para comenzar a abandonar patrones adictivos, como la ingesta de alcohol, tabaco, drogas, hidratos de carbono.
- En materia de negocios es una etapa ideal para establecer nuevos contactos, presentar propuestas o ideas nuevas y poner en marcha proyectos.

Psicológicamente, en evolutiva, esta fase rige la etapa de 0-3 años y 8 meses. Influye sobre el cuerpo emocional, el nacimiento y la vista. Es la fase de la Intención. El final de este ciclo se relaciona con el tacto, los sabores y el olfato. Y comienza a actuar sobre el cuerpo instintivo.


Cuarto Creciente:

Siete días después de la luna nueva, el Sol y la Luna llegan a un ángulo de 90º, desde signos y elementos no afines. Esto se traduce en una tensión, conflicto o crisis de lo sembrado en la luna nueva. Esta fase finaliza con la Luna Llena. Esta “media luna” sale alrededor del mediodía y se pone cerca de la medianoche. Representa el crecimiento, el desarrollo de las situaciones y la expresión plena de aquellas cosas que ya existen sobre la superficie.

Aquí se pone a prueba el proyecto en marcha. Aún es tiempo de emprender otra iniciativa o impulsar actividades que impliquen la expansión de la energía. Tiempo productivo de crecimiento, desarrollo y progreso.

- El organismo está más predispuesto a crecer y expandirse. Días adecuados para reponer energías y recuperar fuerzas. El cuerpo está más receptivo y preparado para asimilar todo cuanto se come, se bebe o se aplica sobre la piel. Por eso será más fácil engordar comiendo lo mismo que en otras fases lunares.
- Favorable para promocionar la imagen de la empresa y realizar actividades públicas.
- Buen periodo para todo tipo de transacciones comerciales. En general, aumentan las compras y las ventas.

Debe tenerse en cuenta, que los sucesos que ocurran durantes estos días serán la consecuencia de acciones iniciadas en un ciclo de lunación diferente.


Luna Llena:

Comienza el tercer cuarto, unos siete días después del Cuarto Creciente y a catorce días de la lunación. Aquí el Sol y la Luna se enfrentan (ángulo de 180º) desde signos complementarios, permitiendo el total reflejo de la luz solar sobre la cara de la luna. La luna puede ser vista surgiendo por el este en el atardecer y luego cada vez más tarde en los días sucesivos. Esta luna tiene que ver con iluminación, con completar tareas. Es momento de ovulación, fertilidad, maduración y culminación; de plenitud de la energía y del magnetismo lunar. En esta fase se producen las mareas más altas.

La oposición de la luminarias representa la fase de máxima plenitud y simboliza tanto el carácter de enfrentamiento como de unificación creadora de los opuestos, ya que la luna es fecundada por la luz solar, masculina.

Es el momento en que todo lo asimilado y adquirido puede empezar a dar sus frutos. Asimismo, la luna ejerce una poderosa atracción sobre lo más profundo de nuestras emociones. Todo parece más importante de lo que verdaderamente es.

Las mareas biológicas que ejerce esta fase lunar repercuten sobre el sistema nervioso. Aumentan las alteraciones del sueño, las crisis de enfermedad se agudizan, las parturientas son más proclives a dar a luz e incluso las operaciones quirúrgicas son más sangrientas.

Espiritualmente ha llegado la “hora de la verdad”; nuestras acciones deben ser enfrentadas. En sentido negativo, puede surgir la sensación de fracaso o impotencia y podemos entrar en una fase de regresión. La siguiente Luna Nueva nos dará otra oportunidad.

- Buen momento para evaluar los progresos de los proyectos y cambiar de marcha si es necesario, eliminando los procesos improductivos que consumen tiempo, a fin de concentrarse en aquellas áreas que darán sus frutos en las siguientes dos semanas.
- Momento adecuado para contraer matrimonio.

Sobre el final de esta fase, es tiempo de maduración y plenitud.


Cuarto Menguante:

El día 21 de comenzado el ciclo lunar, nuevamente el Sol y la Luna se encuentran en signos contrapuestos, esta vez en cuadratura menguante de 270º, a medio camino entre la Luna Llena y la Luna Nueva. Una luna menguante se levanta a medianoche y puede ser vista por el este durante la última mitad de la noche, llegando a la posición más alta aproximadamente en el mismo en que el Sol comienza a aparecer. Esta fase se caracteriza por una crisis de conciencia.

Es una época de desintegración, volver la mirada hacia atrás para llevar a cabo una reorganización, reflexionar sobre lo pasado y dejar atrás aquello que ya no nos es útil en nuestra mirada hacia delante; debemos hacer lugar para nuevos nacimientos.

A medida que la luna va decreciendo en luz, el cuerpo también tiene mayor tendencia a desprenderse de todo lo que le sobra. Es momento de introversión, poda, de cierre, limpieza y descanso, tanto de procesos personales como sociales, de tal manera de dar cabida a un nuevo impulso que llegará en la próxima Luna Nueva.

- Las operaciones quirúrgicas tienen más éxito que en ninguna otra fase.
- Es adecuado consumir agua en abundancia porque el cuerpo no retiene tanto los líquidos, suda más y ayuda a limpiar el organismo.
- Ideal para comenzar dietas de desintoxicación y dejar hábitos nocivos.
- Descanso y recuperación.


Consejos especiales:
Evitar intervenciones quirúrgicas bajo Luna en Escorpio (excesiva intensidad).

Signos Fértiles = Cáncer, Escorpio, Piscis, Tauro
Signos Semifértiles = Virgo, Capricornio
Signos Semiestériles = Aries, Leo, Sagitario, Libra
Signos Estériles = Géminis, Acuario

Procedimientos Quirúrgicos:

La circulación de la sangre, como las mareas de los océanos, parece estar relacionada con las fases lunares.

Para reducir hemorragias luego de una cirugía, ésta debe ser programada dentro de la semana anterior o posterior a una Luna Nueva.

Una cirugía realizada en fase creciente ayuda a cicatrizar las heridas y aumenta la vitalidad general del organismo. No es aconsejable operar una semana antes o después de la Luna Llena.
“Que el metal no toque la zona del cuerpo regida por la luna”.

Para intervenciones exitosas, la luna no deberá estar en aspecto con Marte (aplicativa) ya que esto puede provocar inflamaciones, complicaciones y altas fiebres. En lo posible, es bueno que la Luna no esté sobre el Sol o el Ascendente de la persona a ser intervenida. También cuando esté opuesta o en cuadratura a Saturno.